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La enseñanza budista sobre el hombre, el renacimiento y el karma | Templo Amidaji
📅 10 de septiembre, 2025 ✍️ Templo Internacional Amidaji en Latinoamérica
Enseñanzas budistas sobre karma y renacimiento

El budismo nos ofrece una comprensión profunda sobre la naturaleza del ser humano que desafía nuestras concepciones habituales. Para comprender estas enseñanzas, comenzaremos con una analogía que nos ayudará a visualizar conceptos fundamentales.

La naturaleza del ser humano

Imagina que tienes un automóvil frente a ti. Ahora imagina que aflojas una de sus ruedas y la pones a un lado. ¿Es el automóvil idéntico a esa rueda? Luego tomas otra rueda y procedes de la misma manera, haciéndote la misma pregunta. Continúa desarmando el automóvil y no te detengas hasta que cada componente esté separado.

Ahora pregúntate nuevamente: ¿todos esos componentes tomados por separado representan al automóvil? Lógicamente, comprenderás que la respuesta es “no”. Entonces, ¿qué es realmente el automóvil? Un nombre dado a un conjunto de elementos reunidos.

¿Qué es el ser humano desde el punto de vista budista? Un conjunto de elementos reunidos en un momento dado. Estos elementos están representados por ideas, sensaciones, sentimientos, pensamientos, etc. Todos estos, unidos, representan al ser humano.

La doctrina del no-ego (anatta)

Esta explicación debe mantenerse en mente si queremos comprender el budismo. El hombre no es algo en sí mismo, sino un conjunto de diversas sensaciones, sentimientos, ideas, pensamientos, etc., reunidos en un instante determinado. La característica fundamental de este conjunto es la transición, el dinamismo.

Cuando miramos a un ser humano, lo que vemos es una imagen de este movimiento, una imagen de un conjunto en continuo cambio. Si lo observáramos cuando tenía tres años, no habríamos visto lo mismo. Esto se debe a que, en ese momento, observábamos otro aspecto del movimiento.

Los componentes de su personalidad tenían entonces otro aspecto y otra forma. Después de veinte años veremos, por ejemplo, a otro Juan, Jorge o Miguel. Algo permanece, pero al mismo tiempo algo cambia.

Yo no soy idéntico al que fui a los tres años de edad, y dentro de veinte años no seré completamente el mismo que soy ahora.

En el budismo esto se llama la doctrina del no-ego (anatta), de la que hablamos al inicio cuando mencionamos que era la tercera característica de la existencia, junto con la impermanencia y el sufrimiento. Todas las cosas existen debido a causas y condiciones, por lo tanto, no poseen una naturaleza propia ni una identidad inmutable.

El karma como ley de causa y efecto

¿Qué es lo que hace que este conjunto se mueva? La respuesta del budismo es: el deseo y la sed (ansia). Nuestros diferentes deseos y tendencias nos impulsan en una dirección u otra, cambian nuestra historia personal y generan karma, la acción.

Karma es la ley de causa y efecto. El término karma proviene de la palabra sánscrita karman, que significa acción; actuar con pensamiento, palabra y obra. En conclusión, hay tres tipos de karma:

La continuidad causal

Hemos dicho que el hombre está en continuo cambio y que después de diez años, por ejemplo, no es idéntico al que es hoy. Hemos dicho que, aunque no sea el mismo, algo permanece; ese “algo” es la continuidad causal.

Si un hombre prende fuego a un montón de paja y el fuego se extiende por toda la aldea hasta quemar la casa de otro campesino situado al extremo opuesto, el primero podría decir que no tiene nada que ver con ese desastre, porque el fuego que quemó la casa del segundo no es idéntico a la llama con la que encendió sus propias pajas. Pero hay una continuidad causal entre el primer fuego y el que destruyó la casa del otro campesino. Así es con el karma.

El renacimiento y la continuidad causal

El conjunto en movimiento continuo, el hombre, es impulsado por un deseo que genera karma. Somos el resultado de nuestro propio karma. El karma puede prolongarse indefinidamente y determina nuestro nacimiento en otra vida. Así llegamos a lo que se llama renacimiento.

Desde el punto de vista budista, la palabra “renacimiento” es más adecuada que “reencarnación”. Cuando usamos el término reencarnación, se da a entender la existencia de un yo independiente e inmutable que pasa de un cuerpo a otro. Pero hemos subrayado que el conjunto llamado hombre está en movimiento y transformación continua.

Un ser humano, en su vida ordinaria, muere y renace permanentemente, según los cambios, tendencias y deseos que ocurren. Ya dimos antes el ejemplo de los tres y los veinte años. Incluso físicamente, nuestras células cambian cada siete años, de modo que ni siquiera en el cuerpo somos los mismos.

“Ni en el cielo, ni en medio del océano, ni en las cuevas de las montañas: no hay lugar en este mundo donde puedas ocultarte de las consecuencias de tus actos.” – El Buda

La influencia del karma pasado

La doctrina del karma nos enseña que somos completamente responsables de lo que representamos y de lo que llegaremos a ser. Nadie, ni dios, ni hombre, ni ningún otro ser, puede ser considerado responsable. Nosotros mismos merecemos lo que nos ocurre, aunque nos resulte difícil aceptarlo.

Aparentemente, al afirmar que los seres sintientes no pueden liberarse del nacimiento y la muerte por su propio poder, parecería que el Jōdo Shinshū interpreta mal o no acepta del todo la doctrina del karma. Sin embargo, el Jōdo Shinshū acepta plenamente la enseñanza del karma; solo que arroja luz sobre un aspecto muy importante que muchos budistas suelen olvidar.

Sí, en términos generales, podemos cambiar nuestro karma y decidir actuar de una u otra manera, influyendo en nuestro propio destino. Pero, ¿realmente actuamos siempre como deseamos? Supongamos que una persona bebe mucho desde la infancia y ya tiene cuarenta años de alcoholismo. ¿Puede abandonar el alcohol así, de repente, con un simple acto de voluntad?

La perspectiva del Jōdo Shinshū

Este karma habitual pasado no es lo que hicimos de manera repetida en una sola vida, sino lo que hicimos y en lo que nos concentramos a lo largo de muchas vidas. Si ya resulta difícil poner fin al karma habitual de fumar, que dura solo veinte o treinta años, ¡cuánto más difícil o incluso imposible será detener las diversas tendencias kármicas negativas de muchas vidas!

Así, el Jōdo Shinshū no niega el libre albedrío en el cambio del karma, pero insiste en la verdad de que esta voluntad está tan debilitada por el karma habitual de vidas pasadas que se vuelve casi incapaz de cambiar realmente algo.

La enseñanza y el método del Jōdo Shinshū no parten de mirar un ideal como: “Todos tenemos naturaleza de Buda y todos podemos llegar a ser Budas, o al menos hacer actos puros y acumular méritos”, sino que parte del estado mental en el que habitamos en este mismo momento.

Entrar en el camino del Jōdo Shinshū es como decir: “Hola, soy Jōshō Adrian y soy alcohólico”. El budista de Jōdo Shinshū no dice: “Hola, soy Jōshō y tengo naturaleza de Buda”, sino: “Hola, mi nombre es Jōshō y soy ignorante y estoy lleno de pasiones ciegas, incapaz de sanarme por mí mismo (alcanzar el Nirvana)”.

Así, en el Jōdo Shinshū primero reconocemos nuestras incapacidades y luego aceptamos la medicina, que es el Voto Primal de Amida Buda. Reconocemos que estamos tan enfermos que ya no podemos confiar en nosotros mismos. Aceptamos aplicar el único tratamiento que funciona en casos de dependencia como el nuestro.

“Es por la inconcebible obra del Voto que somos salvados.”

Como dijo Shinran en el capítulo trece del Tannishō: quien dice “Puedo llegar a ser un Buda en esta vida porque mi verdadera naturaleza es la budeidad misma”, es alguien que “no comprende la influencia del karma bueno y malo de vidas pasadas” y que “todo acto maligno realizado —aun tan leve como una partícula en la punta de un pelo de conejo o de lana de oveja— tiene su causa en el karma pasado”.

Esta salvación, tal como se prometió en su Voto Primal, no depende de nuestra voluntad, que está influida por nuestro karma bueno o malo de vidas pasadas, sino que depende únicamente del Poder de Amida para curar nuestras enfermedades y transformarnos en Budas.

Templo Internacional Amidaji en Latinoamérica

Difundiendo las enseñanzas del Jōdo Shinshū

Enlaces de enseñanza budista | Josho Adrian

Enlaces originales

Enseñanza budista sobre el hombre, el deseo y el karma Influencia del karma pasado y la imposibilidad de convertirse en Buda en esta vida
Este artículo es traducción de los originales, podrás encontrarlos en los enlaces anteriores.
Autor original: Reverendo Josho Adrian Cirlea
Traducción y adaptación: Templo Internacional Amidaji en Latinoamérica

One response

  1. Gracias y felicitaciones por el compromiso con el que se inauguró ésta página implicada en dar a conocer el Dharma de Amida, su Voto Primordial y ahondar en ello para ayudar a otros a comprenderlo y asentar su fe Namo Amida Butsu

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