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He recibido algunas preguntas de mis lectores en relación con mis últimos artículos: “Algunas explicaciones budistas sobre el origen y la existencia del universo” y “No existe un dios supremo creador en el Dharma del Buda”. Aquí presento dos de ellas (reformuladas), junto con mi respuesta breve:

Pregunta 1: “¿De dónde proviene originalmente la naturaleza de Buda que tenemos dentro?”
Pregunta 2: “¿Cuándo comenzó el proceso de autoengaño o sufrimiento en primer lugar, y por qué?”


Mi respuesta

Ante todo, por mucho que un Buda nos explique la naturaleza del universo, la naturaleza de Buda, el Nirvana, etc., mientras sigamos siendo seres no iluminados con capacidades mentales y espirituales limitadas, no podemos comprenderlo verdaderamente. Por eso, el Buda solo nos ofreció algunas pistas o indicaciones (como las que presenté en mi artículo anterior), pero no pudo revelarnos todo lo que quisiéramos saber. No porque Él no lo supiera, sino porque no tenemos el órgano adecuado ni la madurez espiritual para entender más.

Imagina tratar de explicar una teoría física a un recién nacido: no es que tú no la sepas, sino que el bebé no puede comprenderla desde el nivel en el que se encuentra. De la misma manera, nuestra mente no puede procesar la sabiduría de un Buda, que naturalmente lo sabe todo. Por lo tanto, solo cuando alcancemos la Budeidad podremos comprender plenamente la naturaleza de Buda y el Samsara. Entonces todas nuestras preguntas serán respondidas… o, mejor dicho, ya no habrá preguntas, porque naturalmente lo sabremos todo. Donde no hay ignorancia, no hay preguntas.

Es por eso que el Buda insistió en que, aquí y ahora, debemos concentrarnos en seguir el Camino y alcanzar el Nirvana, del mismo modo que una persona herida por una flecha envenenada primero se la extrae, en lugar de ponerse a especular: “¿de qué ave eran las plumas?”, “¿de qué madera estaba hecha la flecha?”, etc.


Sobre la noción de “principio y fin”

La mente humana no iluminada es limitada y dualista, por lo que tiende a pensar en términos de principio y fin. Pero “principio y fin” no son más que categorías mentales. A veces son herramientas útiles, sobre todo en la vida cotidiana, pero cuando intentamos aplicarlas para entender el Nirvana o la naturaleza de Buda, dejan de serlo y se convierten en obstáculos.

Como no podemos superar la dualidad, nos resulta imposible concebir aquello que está más allá de todo principio y fin. La mente desea fuertemente que exista un principio, porque eso le da seguridad, estabilidad y una falsa comprensión que, en realidad, es solo un concepto intelectual, no un conocimiento verdadero. Debido a que nuestra mente funciona en términos de “principio y fin”, muchas personas sienten más cómodo aceptar la idea de un dios creador y se aferran a esa noción.


Sobre la naturaleza de Buda y el Nirvana

En ocasiones, el Buda usaba descripciones positivas o negativas para despertar en nosotros el deseo de liberación, motivarnos a alcanzar la Budeidad o darnos un punto de partida. Pero también señalaba que “El Nirvana está más allá de los conceptos”. Con ello quería mostrar que ninguna categoría mental puede aplicarse a esa realidad.

Sin entrar en detalles que nuestras mentes limitadas no pueden comprender:

  • El Nirvana o la naturaleza de Buda es el estado de verdadera libertad.
  • El Samsara es el estado de esclavitud o cautiverio.

Uno es libre o no lo es; en otras palabras, uno es un Buda o un ser no iluminado. Ningún dios creó el estado samsárico ni sus innumerables reinos (como expliqué en mi artículo), así como ningún dios creó el estado de libertad verdadera. Siendo no creado, el estado de Nirvana o naturaleza de Buda no tiene principio ni fin, por lo que no podemos decir que “provenga de aquí o de allá”. Solo las existencias kármicas pueden considerarse creadas una y otra vez por los seres no iluminados que viven en la ilusión.


Sobre la pregunta del origen del sufrimiento

La pregunta “¿cuándo comenzó el proceso de autoengaño o sufrimiento, y por qué?” es similar a una pregunta hecha dentro de un sueño, por alguien que aún duerme, usando categorías propias del sueño, con una mente que no conoce la libertad ni el despertar. La respuesta llega después del Despertar —la Budeidad— o, mejor dicho, la pregunta desaparece naturalmente después del Despertar.

Cuando alcanzamos la verdadera libertad o el Despertar del sueño samsárico (pues “Buda” significa “el Despierto”), el Samsara deja de existir para nosotros. Esto se parece a cómo cada mañana, al despertar, comprendemos que el sueño no era real, mientras que el estado de vigilia —la naturaleza de Buda— siempre estuvo allí.

Esto significa que el sueño lo creamos nosotros con nuestras propias emociones, mientras que el estado de Despertar (Budeidad/Nirvana) es no creado. Lo que siempre está ahí, no creado e inmutable, es esa Realidad del estado despierto: la naturaleza de Buda.


Cita del Bodhisattva Nāgārjuna

Como dijo el Bodhisattva Nāgārjuna, primer Patriarca del Jōdo Shinshū (como cité en mi artículo):

“No hay realidad en un sueño, pero aun así creemos en la realidad de las cosas que vemos en él.
Al despertar, reconocemos la falsedad del sueño y sonreímos de nosotros mismos.
De la misma manera, la persona profundamente dormida en las ataduras (saṃyojananidrā) se aferra (abhiniviśate) a cosas que no existen; pero cuando encuentra el Camino, en el momento de la Iluminación (Nirvana/Budeidad), comprende que no hay realidad en el Samsara y se ríe de sí mismo”.


Referencia

Este es un fragmento de mi libro:
La verdadera enseñanza sobre Amida Buda y su Tierra Pura.
Si deseas descargarlo, haz clic aquí.

Te invito también a leer mi artículo:
“El mundo de los sueños y el Nembutsu de la fe”.

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